En Alemania no temen irse al barro. Al contrario, en Brunsbüettel en el norte alemán, le encontraron una utilidad. Entretenimiento, por un lado, y otra razón noble, que roza lo altruista, aunque parezca imposible. En la localidad, que no supera los 70 kilómetros cuadrados, sus habitantes pueden jactarse –y lo hacen- de ser una ciudad olímpica: desde 2004 se celebra la Wattolümpiade, los Juegos Olímpicos en el barro.

Como en Tucumán, donde el deporte y la solidaridad se unieron en la Maratón Don Orione, en la Wattolümpiade sucede lo mismo. Como los sponsors cubren todos los gastos de logística, lo recaudado en dinero y donaciones espontáneas durante las competencias, va destinado a la Schleswig-Holstein Cáncer Society. Entonces se entiende la frase con la que es promocionada la Olimpíada barrosa: deporte sucio para un trabajo limpio. Entre las acciones ya concretadas en hospitales de la región que atienden pacientes con algún tipo de cáncer, se pueden contar centros de asesoramiento y de cuidados paliativos. Según el sitio oficial de la competencia, desde la primera edición ya reunieron 290.000 euros.

Si bien la idea parece actual, en realidad desde los años 70 la gente del pueblo ya se lanzaba a hacer deportes en el barro. La geografía es favorable para ello ya que Brunsbüettel se extiende en la desembocadura del río Elba, uno de los accesos al canal de Kiel, donde se forma un estuario. El accidente geográfico es aprovechado para la ocasión. Además del motivo solidario, está la intención de pasarla bien, éxito que se logra edición tras edición.

Dotar a la Wattolümpiade con reputación olímpica obedece más a una cuestión de fantasía. La competencia, desde luego, tiene enormes diferencias con los Juegos Olímpicos. No hay estadio: el equivalente es el pintoresco estuario. La cantidad de deportes es diametralmente inferior: hay cuatro actividades contra las 42 de la cita olímpica. La Wattolümpiade se desarrolla en una jornada, mientras que los últimos Juegos Olímpicos se desarrollaron en 19 días. Y, obviamente, la superficie es tan desestabilizadora que sólo funciona como obstáculo.

El barro es un rival más a vencer, muy distinto a los pisos ultracuidados y diseñados al detalle de los estadios olímpicos cuyo fin es facilitar el desempeño óptimo de los cuerpos de los atletas. Los deportes en los que se compiten son: fútbol, voley, handball y una modalidad de carrera en trineos. El reglamento permite que hombres y mujeres participen de un mismo equipo. En el caso del fútbol, tanto el campo de juego como los arcos, son más pequeños que los del fútbol 11 y no existe la posición adelantada.

Para el handball, uno de los deportes más populares en Alemania, se utiliza la misma demarcación del campo de juego de fútbol, pero se reducen aún más las porterías. Además, obviamente no se puede hacer picar la pelota como habitualmente se hace en el handball y se puede avanzar tres pasos con el balón en la mano.